Wa: water / agua
sa: stream / cañon o quebrada
kin: island / isla
(Español abajo)After Hurricane Eta in November, the Anabaptist Emergency Committee (CAE) in Nicaragua formed a WhatsApp group to communicate, as reception allowed, with church leaders in affected areas in the Autonomous Region of the Northern Caribbean Coast (RACCN). This region is a vast rural area, connected by dirt roads and rivers. It's an area that is home to indigenous communities, such as Mayagna and Miskito. It's also an area that has great natural resources, leading to the common reference to "the Mining Triangle" and town names like Bonanza and El Tesoro (Treasure). Last year the value of gold exports actually passed beef and coffee as the top export. Yet, most people live in the simplest of conditions and the region is Nicaragua's most vulnerable to hurricanes.
After Eta, we received pictures and short videos through the chat group from Brethren in Christ pastor Ramón García showing crop damages and some standing water. However, as we were discussing the impact from Eta, an even larger and more powerful hurricane, Iota, was forming in the Caribbean.
Ramón sent pictures and videos again after Hurricane Iota. This time, the river had overflowed and spread far into the community. He and a friend, Roger, who is Mayagna, rode on a raft around the community taking pictures and sharing from a bag of oranges (a post about this from November). Below is a picture of Ramón's church, about a half mile from the nearest bend in the Bambana river.
CAE members continued to communicate with leaders in the RACCN region where the Convención Mennonite and Brethren in Christ churches had connections, and they organized a food assistance response for 450 families in 12 communities in December. They drove out to the town of Rosita, packaged bags of rice, beans, sugar, and cooking oil, and then the bags were loaded on buses to head out to their destinations.
As the first ration began to run out, CAE communicated again with these communities about a follow-up distribution. The planting and harvesting seasons are somewhat different in the east, since there is a longer rainy season. Some, but not all, of these communities hoped to get a harvest at the end of April. This time I had the privilege of joining CAE, travelling 9 hours from our front door to Rosita to help unload and load the bags at the Mennonite church building that served as the distribution hub. CAE was well organized, and I was impressed by the all-hands-on-deck effort. In terms of preventing COVID spread, CAE members wore facemasks and disposable facemasks were shared during the distribution as possible.
After most of the bags were loaded up, CAE coordinator Fátima Martinez and I rode on the backs of motorcycles around 20 minutes out to the community of Wasakín (the Walanguás side of the Bambana river), where Rámon García showed us the places that appeared in his pictures and videos. Many of the homes were repaired with the same wood, and the government had helped with roof sheeting. Some homes were rebuilt in different ways or in slightly different locations. The church roof and walls had also been repaired.
A group of women and children were gathered in the church when we arrived, and Rámon initiated a time of sharing of introductions and experiences. I learned that there are actually a few Mayagna subgroups, including the Twahka and Panamahka and a young community member translated for us into Spanish. The hurricanes had shaken the community and the food assistance was greatly appreciated. I shared that I felt humbled and privileged to be a link in a chain of communication with CAE and MCC to be part of this project.
Later, we were given motorcycle rides out to the foot bridge over the Bambana river, maybe not quite a mile away. From the bridge, we could see the tiny, elevated area in the middle of the river that might have been the island within the convergence of waters referred to in the community's Mayagna name. We saw the height of the banks, which had been overtaken by the floods, and homes that had either been repaired or had withstood the storms up along the banks. We saw women washing clothes and children at play in a dugout canoe. It was impressive to see the strength, joy, and resilience of Wasakín. Thanks to Ramón and the members of CAE (and to MCC supporters) who make these connections, learning, and sharing possible.
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Después del huracán Eta en noviembre, el Comité Anabautista de Emergencia (CAE) en Nicaragua formó un grupo de WhatsApp para comunicar, como se permitió la recepción, con líderes de iglesias en las zonas afectadas en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (RACCN). Esta región es una enorme zona rural, conectada por carreteras de tierra y ríos. Es un área que dónde viven varias comunidades indígenas, como Mayagna y Miskito. También es un área que tiene grandes recursos naturales, resultando en la referencia común del "Triángulo Minero" y nombres de lugares como Bonanza y El Tesoro. En el año pasado, el valor de las exportaciones de oro pasó a la carne de res y al café para ser la exportación de más valor. Sin embargo, la mayoría de la gente vive en las condiciones muy simples y la región es la más vulnerable de Nicaragua a los huracanes.
Después de Eta, recibimos fotos y videos cortos a través del grupo de chat del pastor de los Hermanos en Cristo, Ramón García, mostrando daños en los cultivos y algo de agua estancada. Sin embargo, mientras conversábamos del impacto de Eta, se estaba formando un huracán aún más grande y poderoso, Iota, en el Caribe.
Ramón envió fotos y videos de nuevo después del huracán Iota. Esta vez, el río se había desbordado y se había extendido bastante por a la comunidad. Él y un amigo, Roger, quien es Mayagna, se navigaron en una balsa alrededor de la comunidad tomando fotos y compartiendo de una bolsa de naranjas (un post sobre esto a partir de noviembre). Arriba se muestra una imagen de la iglesia inundada de Ramón, quizás 800 metros de la curva más cercana en el río Bambana.
Los miembros del CAE continuaron comunicándose con líderes de la región del RACCN, donde las iglesias Convención Menonita y Hermanos en Cristo tenían conexiones, y organizaron una respuesta de asistencia alimentaria para 450 familias en 12 comunidades en diciembre. Se dirigieron a la ciudad de Rosita, empacaron bolsas de arroz, frijoles, azúcar y aceite de cocina, y luego las bolsas fueron cargadas en buses para dirigirse a sus destinos.
A medida que la primera ración comenzó a agotarse, CAE se comunicó de nuevo con estas comunidades sobre una segunda distribución. Las temporada de siembra y cosecha son algo diferentes en el este, ya que hay una temporada de lluvias más larga. Algunos, pero no todas estas comunidades, esperaban obtener una cosecha a finales de abril. Esta vez tuve el privilegio de unirme al CAE, viajando 9 horas desde nuestra casa a Rosita para ayudar a descargar y cargar los sacos en el templo de la iglesia menonita que sirvió como centro de distribución. CAE estaba bien organizado, y me impresionó el esfuerzo de todos con sus manos a la obra. En cuanto a la prevención de la propagación del COVID, los miembros del CAE llevaban mascarillas y se compartían máscaras faciales desechables cuando era posible.
Después de que la mayoría de los sacos fueron cargados, nos llevaron a la coordinadora del CAE Fátima Martínez y yo por las motocicletas alrededor de 20 minutos hacia la comunidad de Wasakín (el lado Walanguás del río Bambana), donde Rámon García nos mostró los lugares que aparecían en sus fotos y videos. Muchas de las casas fueron reparadas con la misma madera, y el gobierno había ayudado con láminas de techo. Algunas casas fueron reconstruidas de diferentes maneras o en lugares un poco diferentes. El techo de la iglesia y las paredes también habían sido reparados.
Un grupo de mujeres y niños se reunieron en la iglesia cuando llegamos, y Rámon inició un tiempo de intercambio de introducciones y experiencias. Aprendí que en realidad hay algunos subgrupos mayagna, incluyendo el Twahka y Panamahka y un joven miembro de la comunidad tradujo para nosotros al español. Los huracanes habían sacudido a la comunidad y la asistencia alimentaria fue muy apreciada. Compartí que me sentía humilde y privilegiado de ser un eslabón en una cadena de comunicación con CAE y CCM para formar parte de este proyecto.
Más tarde, nos llevaron en motocicleta hasta el puente peatonal sobre el río Bambana, tal vez a un kilometro de distancia. Desde el puente, pudimos ver la pequeña área elevada en medio del río que podría haber sido la isla dentro de la convergencia de aguas identificada en el nombre mayagna de la comunidad. Vimos la altura de las orillas, que habían sido superadas por las inundaciones, y casas que habían sido reparadas o habían resistido las tormentas a lo largo de las orillas. Vimos mujeres lavando ropa y niños jugando en una canoa tradicional. Fue impresionante ver la fuerza, la alegría y la resiliencia de Wasakín. Gracias a Ramón y a los miembros del CAE (y a la base constituyente de CCM) que hacen posible estas conexiones, aprendizaje, y oportunidad de compartir.
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